Una serie de recipientes, metálicos y de barro, están dispuestos sobre un alféizar. El otro protagonista es la luz, que hace aparecer los objetos de la negrura del fondo, modela los volúmenes y contrasta sus colores. Una composición pictórica que respira serenidad y silencio, donde el tiempo está detenido, y con un significado conceptual que nos traslada a experiencias como las que propone el arte de vanguardia. Es un ejemplo del género de la naturaleza muerta en la pintura del Siglo de Oro español y también del gusto por lo esencial en el arte de Zurbarán.
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Naturaleza muerta con limones, naranjas y una rosa, 1600-1660. Óleo sobre lienzo. Museo Norton Simon, Los Angeles, Estados Unidos |
Uno de los pocos bodegones del profundamente religioso pintor español Zurbarán. Los colores oscuros y los fuertes contrastes de la pintura barroca se muestran con ventaja. Una simple mesa marrón, fondo negro, pero antes de que brillaran los limones y naranjas y la delicadeza de una rosa individual rosa. María se conoce como "Rosa sin espinas", el cáliz en una placa de zinc podría señalar a Cristo, el agua en él al bautismo. Las naranjas con sus hojas y delicadas flores de azahar pueden ser un símbolo de la vida terrenal. Están en una canasta de bast. A diferencia de los limones, que descansan sobre una placa de plata, que no parece encajar con su tosca naturalidad, sino que revela una relación con la liturgia. La pintura misteriosa y meditativa es como una declaración de amor a la vida, ya sea terrenal o sobrenatural, tensa contra un fondo como una sombra de muerte. El pintor puede haber tenido una relación especial con esta imagen. Es el único que firmó.
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