Rembrandt Harmenszoon van Rijn pintó este cuadro de genero. Con las alas ampliamente extendidas y el pico patéticamente abierto, un pavo real aparece colgado cabeza abajo en el vacío: otro ejemplar descansa pesadamente sin vida sobre la mesa: la cabeza sobresale proyectando sombras, por encima del borde: cae sangre al suelo, que estimula macabramente la mirada para dar al cuadro una presencia temporal inmediata. El cesto de frutas apenas recuerda ya a Caravaggio, antes al contrario es su rápido esquematismo, parece anticipar aspectos del impresionismo. Una muchacha mira, en el fondo, a través de una ventana a este conjunto modulado por la luz; pocas veces se ha pintado el sentido de la vista de un modo tan convincente.
Naturaleza muerta con los pavos reales. Óleo sobre lienzo. Rijksmuseum o Museo Nacional de Ámsterdam |
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