Rómulo hizo un surco sagrado con un arado para marcar en una colina el perímetro de los que sería la ciudad. El arado, tirado por un buey y una vaca blancos, era levantado en los lugares donde debían estar las puertas de la ciudad. Remo saltó por encima de las nueve murallas que Rómulo había trazado y éste, enfurecido, lo mató mientras exclamaba: "Así perezca todo el que se atreva a saltar mis murallas."
Relieve que representa el surco primigenio durante la formación de Roma |
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