Esparta era la ciudad más respetuosa con la tradición de toda Grecia, por lo que los austeros espartanos no comenzaban una batalla hasta la luna llena. Los atenienses enviaron a un corredor a Esparta para que pidiera ayuda urgente contra los persas, pero cuando llegó faltaban nueve días para el plenilunio y los espartanos no movieron un dedo.
Cuando llegaron al campo de batalla, el combate ya había terminado. Contemplaron los muertos persas, alabaron la valentía de los atenienses y se volvieron a su patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario