Los frigios, enzarzados en una guerra civil, decidieron acudir a un oráculo para que les aconsejara sobre la elección de su rey. La respuesta fue que escogieran al primero que se presentara montado en un carro, y justo entonces vieron al hortelano Gordias, que conducía una carreta.
Alejandro cortando el nudo gordiano, de Jean-Simon Berthélemy (1743–1811) |
Gordias fue proclamado rey y ofreció su carreta a Zeus como agradecimiento, la cual fue atada a un poste con un gran nudo. El oráculo pronóstico que quien desatara el nudo gordiano sería el dueño de Asia Menor.
Cuatro siglos después, en los que nadie fue capaz de desatarlo, Alejandro Magno, acudió al templo y lo intentó en vano. Entonces, Alejandro sacó su espada y lo cortó con un tajo certero.
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