Poco se sabe de Favila o Fafila (737-739), el rey astur que sucedió al mítico don Pelayo, aparte de que construyó la Basílica de la Santa Cruz en Cangas de Inís, donde estableció su corte, y las circunstancias que rodearon su terrible muerte entre las fauces de un oso durante una cacería.
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Favila representado despidiéndose de su esposa Froiluba en un relieve del siglo XII (Monasterio de San Pedro de Villanueva, Cangas de Onís). |
Pero la leyenda añade, además, un trágico detalle: la muerte se produjo porque su luenga barba quedó enredada en las ramas de un arbusto y, atrapado en ellas, el rey resultó una fácil presa para el plantígrado. Fue a partir de entonces cunado se popularizó el dicho: "Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”.
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