Santiago Rusiñol es uno de los muchos artistas catalanes que vivió unos años, entre finales del siglo XIX y principios del XX, en París. Allí pudo conocer y admirar de cerca el impresionismo, el postimpresionismo y el simbolismo. Se considera a Rusiñol como uno de los mejores paisajistas de principios del siglo XX y en su obra se perciben vestigios de los logros obtenidos por los artistas franceses correspondientes a los mencionados movimientos. El gusto por la luminosidad y el empleo de una rica gama cromática, en la que no faltan intensos colores rojos y amarillos, tal como puede observarse en la serie de los jardines, son algunas de las características de su pintura.
Jardín de Aranjuez (1908). Óleo sobre lienzo. |
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