Obra perteneciente a la denominada por Kahnweiler -marchante del artista- etapa arquitectónica. Juan Gris comenzó a trabajar en el seno del movimiento cubista a partir de 1911. Su manera de entender el cubismo es un tanto distinta a la de Picasso o Braque, en la medida en que concede una cierta importancia a la tradición. En sus naturalezas muertas Gris utilizó el collage de modo muy pulcro, integrándolo plenamente en el contexto pictórico.
El retrato de su mujer Josette corresponde a una etapa muy concreta en la que el artista, aparte de estructurar las superficies de las telas, atendiendo a la presencia de determinadas zonas arquitectónicas, redujo considerablemente el color, decantándose por el empleo de una rica y variada gama de grises. Su obra supone un minuciosos análisis (descomposición y recomposición) del objeto, mediante formas geométricas, líneas y cubos.
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