martes, junio 27, 2017

Antiguo Egipto (XLIX): Obeliscos

Un obelisco es un monumento pétreo con forma de pilar,de sección cuadrada, con cuatro caras trapezoidales iguales, ligeramente convergentes, rematado superiormente en una pequeña pirámide denominada piramidón. Generalmente se erigían sobre una base de piedra prismática. Los antiguos obeliscos se tallaron de un solo bloque de piedra (monolitos). El primero del que se tiene noticia se data en la época de Userkaf, faraón de la dinastía V de Egipto (c. 2500 a. C.). Se desconoce cómo eran erigidos estos monumentos, pues no hay ninguna documentación egipcia describiendo el método empleado.
Los obeliscos solían ser erigidos a partes y servían para perforar las nubes y dispersar así las fuerzas negativas, con lo que se evitaba que pudieran reunirse, como tormentas, por encima de los recintos sagrados.
Obelisco de Sesostris I, en Heliópolis, Egipto.
Es el más antiguo que se conserva íntegro.
La punta piramidal que, corona el monolito, llamada piramidón, estaba recubierta de oro, metal considerado la carne de los dioses por los antiguos egipcios. El piramidón reflejaba los primeros rayos del sol, por lo que se interpretaba que tenía una relación directa y mágica, Ra, el dios solar, y otras divinidades. Sin embargo, la construcción de estas finas columnas de piedra era muy difícil. 
 Piramidón del obelisco caído de Hatshepsut. Karnak, Egipto 
En Asuán todavía se conserva un gran obelisco que no llegó a ser extraído del lecho rocoso: la pieza, que pesa unas 1200 toneladas y hubiera medido unos 41,70 metros de altura, se partió y fue abandonado allí mismo. Es posible que hubiera sido la pareja del obelisco Lateranense, trasladado a Roma en el siglo IV, que mide 32,18 metros y es el único que estaba sólo en Karnak.
Obelisco inacabado en Asuán

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