El genial arquitecto Amenhotep, hijo de Hapu, construyó a toda prisa un gran templo funerario en la orilla izquierda del río Nilo, al oeste de la ciudad de Tebas, templo funerario de Amenhotep III. Este templo fue considerado una de las grandes maravillas del mundo antiguo.
Para acelerar el ritmo de la construcción, Amenhotep decidió ignorar los consejos de sus colegas y allegados y utilizar ladrillo en vez de piedra con la intención de acabar las obras cuanto antes.
En la actualidad sólo se conservan las dos gigantescas estatuas de piedra que presidían el templo, conocidos como los Colosos de Memnón, y en pésimo estado de conservación.
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