El calendario romano tenía unos 200 días festivos al año, en los que la religión prohibía cualquier tipo de trabajo. Si se tienen en cuenta los juegos y las fiestas, en Roma había uno o dos días festivos por cada día laborable.
Este tiempo libre se ocupaba con los espectáculos públicos, que fueron aprovechados por los emperadores para entretener al pueblo y evitar revueltas.
El poeta Juvenal dijo que todo lo que interesaba a los romanos era panem et circenses, es decir, el pan y los espectáculos en el circo.
Relieve del siglo II con carreras de carros, uno de los ludi que se celebraban durante determinadas fiestas religiosas romanas |
Los ludi o espectáculos públicos eran organizados por los magistrados, aunque muchos ciudadanos particulares también sufragaban los gastos. Hubo de dos tipos: ludi escaenici, o representaciones teatrales, y ludi circenses, que se celebraban en el circo o el anfiteatro.
Los ludi sollemnes se celebraban durante los días de las festividades religiosas. Sin contar los espectáculos extraordinarios, los ludi sollemnes ocupaban 135 días al año.
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