El emperador Claudio era un exquisito comedor de setas, hasta el punto que se hacía que le trajeran ejemplares frescos desde todos los puntos del imperio.
Estatua del emperador Cluadio. Mármol, descubierto en Gabies (Pontano) entre 1792 y 1795. Museo del Louvre, Paris |
Su mujer Agripina aprovechó esta debilidad para servirle una ensalada de setas venenosas, que estuvo a punto de matar al emperador. Claudio fue atendido por el médico Jenofonte, quien le rozo la úvula con una pluma para hacerle vomitar. El emperador ignoraba que Agripina había convencido al médico para que impregnase la pluma con un veneno y, poco después, murió.
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