El término "mentor" procede de la Odisea, obra de Homero, en la que un amigo de Ulises llamado Méntor se encargaba de la administración de los bienes del héroe y de la educación de su hijo Telémaco. Cuando la diosa Atenea quería aconsejar al muchacho, adoptaba la figura y la voz de Méntor y le mostraba el camino que debía seguir. Siglos después, el término se utilizó para designar a la persona encargada de cuidar y educar a los niños de las casas principales, aunque también a cualquiera que ayuda a una persona con sus consejos.
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