El erudito y dramaturgo Antífanes afirmaba que hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que se ha enamorado. Estaba totalmente convencido de que un hombre con sus facultades físicas y mentales íntegras no podía cometer jamás el error de contraer matrimonio. Cuando le ijeron que uno de sus mejores amigos se había casado, Antífanes casi se quedó mudo de espanto y sólo pudo contestar: "Y yo que siempre le había creído un hombre sano e inteligente".
Sileno ebrio, por José de Ribera |
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