Los espartanos famosos por su vida austera y sacrificada, concedían una gran importancia a la fuerza física y a la destreza, ya que el ejército era vital para su supervivencia. Los hijos eran entregados al Estado cuando nacían, y un grupo de ancianos, representantes de las distintas tribus, los examinaba. Los niños débiles o que tenían algún defecto físico, así como las niñas sobrantes, eran despeñados desde el monte Taigeto, mientras que los más fuertes era devueltos a sus familias para que los criaran.
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