Demóstenes, el más famoso de los oradores griegos, defendía la función social de las prostitutas (hetairas) entre sus contemporáneos. "Las hetairas sirven para proporcionarnos los placeres; las concubinas deben encargarse de las necesidades cotidianas y de los cuidados que la salud exige, y las esposas deben darnos hijos legítimos y cuidar nuestra casa.
Solón, uno de los sabios de Grecia, fundó el Dicterión ateniense, un burdel a cargo del Estado, con lo que se convirtió en el primer encargado de un protíbulo oficial.
Hombre y Hetera Fornicando, Pintor de Triptolemos, ca. 470 aC, Museo Nazionale Tarquinia |
Lais de Corinto fue una hetaira tan célebre que el propio Demóstenes viajó hasta Atenas sólo para conocerla. Cuando se hablaba de sabios y filósofos en su casa, la joven afirmaba que no había leído sus escritos ni le interesaban. Los invitados, sorprendidos, le preguntaban la razón de este desprecio y ella riéndose, respondía: "Si supieseis lo que me piden y hacen estos sabios y filósofos cuando están a solas conmigo..."
Las hetairas no sólo cultivaban la compañía masculina, alegraban los banquetes -a los que no podía acudir las esposas-, y hacían gala de su belleza física, sino que poseían dos conocimientos de los que cualquier mujer honrada se avergonzaría: sabía leer y escribir.
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