Sócrates, maestro de Platón, era famoso por su paciencia, su modestia y su resistencia física. Levaba siempre el mismo vestido hiciera frío o calor. En el curso de una campaña militar, fue capaz de pasar todo un día y una noche concentrado en la solución de un problema sin prestar atención a los combates que se disputaban a su alrededor.
Cuando alguien se burlaba de él, Sócrates contestaba: "sólo sé que no sé nada". La frase, que parecía sencilla, dejaba sin respuesta al presuntuoso.
Jacques-Louis David: La muerte de Sócrates (1787). Óleo. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York |
Un admirador de Sócrates acudió al santuario de Delfos para preguntarle al oráculo quién era el hombre más sabio del mundo. El oráculo respondió que no había hombre más sabio que Sócrates.
Un rico comerciante le pidió que se encargara de la educación de su hijo. Cuando el filósofo le dijo el importe de sus honorarios, el comerciante los encontró excesivos y exclamó: "Tened en cuenta que con esa cantidad puedo comprar un buen burro". A lo que Sócrates replicó: "Hacedlo, y tendréis dos asnos en casa".
Uno de sus discípulos le preguntó qué era mejor para el hombre, si casarse o quedarse soltero. Sócrates respondió: "Da igual, porque se arrepentirá haga lo que haga".
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