lunes, diciembre 10, 2018

Antigua Grecia: Razón a la fuerza (XLIII)

El político ateniense Temístocles, se opuso de manera enérgica al envío de la flota al Peloponeso para enfrentarse a los persas.
El general espartano Euribíades, almirante de la flota griega, enfureció y levantó su bastón de mando para protestar. Temístocles extendió los brazos y exclamó: ¡Pega, pero escucha!
La batalla de Salamina (detalle de un óleo de Wilhelm von Kaulbach)
Euribíades libró entonces la batalla (septiembre de 480 a. C.) ganando la batalla naval más célebre de la Antigüedad. De acuerdo con Temístocles, disuadió a los griegos, después de su victoria, de cortar la retirada a las tropas de Jerjes, destruyendo el puente que este príncipe había tendido sobre el Helesponto y que Jerjes se quedara en Grecia donde reanudaría la guerra.

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