La música intervenía en todas las etapas de la vida. Bailarinas y flautistas acompañaban a los trabajadores en los campos y en las celebraciones de la vendimia. En las fiestas, en que las mujeres y hombres solían bailar por separado, las danza acrobáticas y las posturas sensuales de las artistas se hicieron tan famosas que algunas de estas llegaron a ser auténticas estrellas musicales.
Las cantantes y bailarinas actuaban casi desnudas, o cubiertas con finos velos, y su cabello suelto constituía un excitante para quienes las observaban. Estas mujeres se maquillaban de manera que sus encantos no pudieran pasar desapercibidos.
La piel era tratada con bálsamos perfumado, y los baños de leche permitían permitía que se conservara tersa y suave. Los ojos eran agrandados con maquillaje de color negro. Los colores más usuales era el rojo para los labios, el blanco para la cara, el anaranjado para las mejillas y el azul para los párpados.
Como recompensas por los servicios prestados, recibían lujosos obsequios y, en ocasiones, era enterradas cerca de las tumbas de sus señores.
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