El Nobel de literatura divide aguas con frecuencia (por ejemplo, con la elección de Darío Fo en 1997). Pero la elección de Bob Dylan hace un par de semanas desató una polémica inusitada , que abre varias líneas de discusión. Es que en esta edición la Academia fue más lejos que nunca: por primera vez, le dio el premio a un cantante que, además, cuando publicó una obra en prosa resultó un proyecto fallido.
A favor
Entre los argumentos a favor se esgrime el hecho de que durante mucho tiempo la poesía fue cantada; por ejemplo, en los casos (nada menores) de la Ilíada y la Odisea. En efecto, así como la intertextualidad, que ganó mucho espacio en la literatura de los últimos tiempos, ya estaba presente en la Odisea, de manera análoga ese poema épico, junto con la Ilíada, en sus orígenes era de transmisión oral (y permaneció así durante siglos).
Bob Dylan con el músico Robbie Robertson y los poetas Michael McClure y Allen Ginsberg |
Ya que mencionábamos la intertextualidad, otro argumento a favor fue, precisamente, que las letras de Bob Dylan tienen múltiples referencias a los clásicos; de hecho, durante varios años se dictó un seminario sobre eso en Harvard. Aunque este argumento pareciera buscar legitimación en la cultura letrada más que defender el valor intrínseco de la obra de Dylan, un cantante.
Por supuesto, y por encima de todo, también se destacó el valor literario de sus canciones. Precisamente, Nicanor Parra dijo hace más de 15 años que tres versos de la canción Tombstone Blues bastaban para otorgarle el premio a Dylan. Es decir que, si nos atenemos a sus declaraciones, para Nicanor Parra el premio parece llegar con mucho atraso.
Pero no fue el único escritor que se pronunció al respecto: la controversia llegó, como era de esperar, al mundo literario. Se alzaron voces a favor y en contra; a favor, Joyce Carol Oates, Salman Rushdie y Stephen King, entre otros.
En contra
El más categórico en contra del premio fue otro Nobel, Mario Vargas Llosa. Dijo que el galardón no debía ser para cantantes, sino para una obra literaria de calidad, y además poco conocida, para darles difusión a escritores valiosos que no gocen del reconocimiento merecido. Dijo, además, que era otra muestra de la frivolización de la cultura, y que Dylan no era un gran escritor, ni mucho menos.
Discusiones abiertas
Lo cierto es que muchas veces se discutió menos de la obra de Bob Dylan en sí que del hecho de que fuera cantante. Es que la polémica deja abiertas muchas cuestiones que no se desarrollaron a fondo y otras tantas que subyacen a la discusión, pero sin haber sido planteadas explícitamente.
Boletín 193 - boletin@librosenred.com
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