domingo, agosto 30, 2015

Poesía: Arcipreste de Hita

El Libro de buen amor (1330 y 1343), también llamado libro del Arcipreste o libro de los cantares, ya que los manuscritos existentes no facilitan un título, es una obra del mester de clerecía del siglo XIV. Es una composición extensa, compuesto por más de 1700 estrofas de carácter variado, cuyo hilo conductor lo constituye el relato de la autobiografía ficticia del autor (Juan Ruiz, Arcipreste de Hita). Está considerada una de las cumbres literarias españolas de cualquier tiempo, y no solo de la Edad Media.
El libro contiene una colección heterogénea de diversos materiales unidos en torno a una pretendida narración autobiográfica de asuntos amorosos del propio autor, quien es representado en una parte del libro por el episódico personaje de don Melón de la Huerta. En él aparecen representadas a través de sus amantes todas las capas de la sociedad bajomedieval española.
En el transcurso del argumento principal, se intercalan fábulas y apólogos que constituyen una colección de exempla. Asimismo se pueden hallar alegorías, moralidades, sermones, cantigas de ciegos y de escolares de tipo goliardesco. También se recogen composiciones líricas profanas (serranillas, muchas veces paródicas, derivadas de las pastorelas) al lado de otras religiosas, como himnos y gozos a la Virgen o a Cristo.
Folio 3r.º del manuscrito T (Toledo) del Libro de buen amor de la primera
mitad del siglo XIV conservado en la Biblioteca Nacional de España,
Libro de Buen Amor: 014
De cómo el arçipreste fue enamorado: et del enxiemplo del ladrón e del mastín
Como dise el sabio, cosa dura e fuerte
es dexar la costumbre, el fado, et la suerte;
la costumbre es otra natura, çiertamente,
apenas non se pierde fasta que viene la muerte.

Et porque es costumbre de mançebos usada
querer siempre tener alguna enamorada:
por aver solás bueno del amor con amada,
tomé amiga nueva, una dueña ençerrada.

Dueña de buen linaje e de mucha noblesa,
todo saber de dueña sabe con sotilesa,
cuerda et de buen seso, non sabe de vilesa,
muchas dueñas e otras de buen saber las besa.

De talla muy apuesta, et de gesto amorosa,
loçana, doñeguil, plasentera, fermosa,
cortés, e mesurada, falaguera, donosa,
graçiosa, et donable de amor en toda cosa.

Por amor d'esta dueña fis' trovas e cantares,
sembré avena loca ribera de Enares;
verdat es lo que disen los antiguos retraeres,
quien en 'l arenal siembra non trilla pegujares.

Coydando la yo aver entre las benditas,
dávale de mis donas non paños, et non çintas,
non cuentas, nin sartal, nin sortijas, nin mitas,
con ello estas cántigas que son deyuso escritas.

Non quiso reçebirlo, bien fuyó de avolesa,
fiso de mí babieca, dis': «Non muestran peresa
»los omes en dar poco por tomar grand riquesa
»levadlo e desidle, que mal mercar non es franquesa.

Et non perderé yo a Dios, nin al su paraíso
por pecado del mundo, que es sombra de aliso:
non soy yo tan sin seso, si algo he priso;
quien toma, dar debe, díselo sabio enviso.

Ansí contesçió a mí con la dueña de prestar,
como contesçió al ladrón, que entraba a furtar;
que falló un grand mastín, començole de ladrar,
el ladrón por furtar algo, començole a falagar.

Lançó medio pan al perro, que traía en la mano,
dentro iban las garaças, barruntolo el alano;
dis': «Non quiero mal bocado, non seríe para mí sano,
»por el pan de una noche, non perderé quanto gano.

Por poca vianda que esta noche çenaría
non perderé los manjares, nin el pan de cada día,
si yo tu mal pan comiese, con ello me afogaría,
tú furtarías lo que guardo, et yo grand traiçión

al señor que me crió, non faré tal falsedat,
que tú furtes su tesoro, que dexó en mi lealdat,
tú levarís el algo, yo faría grand maldat:
vete de aquí, ladrón, non quiero tu poridat.

Començó de ladrar mucho, el mastín era masillero
tanto seguió al ladrón, que fuyó de aquel çillero:
así conteçió a mí, et al mi buen mensagero
con aquesta dueña cuerda, e con la otra primero.

Fueron dares baldíos, de que ove mansilla:
dixo: «Uno coyda el bayo, et otro lo ensilla.»
Redreme de la dueña, et creí la fabrilla,
que dis': «Por lo perdido non estés mano en megilla.»

Ca segund vos he dicho, de tal venturo seo,
que si lo fas' mi signo, o si mi mal aseo,
nunca puedo acabtar lo medio que deseo,
por esto a las vegadas con el amor peleo.

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