Fernando VII (San Lorenzo de El Escorial, 14 de octubre de 1784-Madrid, 29 de septiembre de 1833), deseado para unos, felón para otros, fue un hombre de una incansable capacidad amatoria,, por lo que a sus cuatro cónyuges debería añadirse el nombre de otras tantas mujeres que la historia oculta celosamente. Su primer matrimonio con la princesa María Antonia de Nápoles se celebró en Barcelona cuando aún era príncipe de Asturias, en 1802.
Retrato del rey Fernando VII de España (1784-1833), de Vicente López Portaña, que aparece vestido con el uniforme de capitán general del ejército español. Museo del Prado, Madrid |
A la muerte sin descendencia de ésta, y confiando en la fecundidad de la casa de Braganza, contrajo matrimonio con la princesa Isabel de Portugal, de quien tuvo una hija que falleció a los pocos meses. A la muerte de la reina, en 1818, el monarca casó con María Josefa Amalia de Sajonia (1803-1829), que resultó ser estéril y, nuevamente viudo, en 1829 se unió a su sobrina María Cristina de Borbón que le dió, por fin dos hijas, María Luisa Fernanda (1832-1897) y la futura Isabel II (1830-1904), que heredó de su padre la afición a cambiar de sábanas.
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