La historia de la parodia teatral en España, aún por escribirse, merece un espacio propio, en el que presentemos su prolífica productividad y las circunstancias contextuales que la determinaron. La trayectoria del género paródico se encuentra jalonada de clásicos indiscutibles en los diversos géneros literarios: La Celestina, de Fernando de Rojas, Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, o La Gatomaquia, de Lope de Vega, son ejemplos incuestionables. No obstante, existe un género predilecto para las manifestaciones paródicas en la historia de la literatura española: el teatro. La historia de la parodia teatral manifiesta una fecundidad asombrosa, a pesar de que solo nos ha llegado una mínima parte de los textos teatrales que la constituyen.
Son dos los períodos históricos de máximo esplendor del género paródico. Uno de ellos pertenece al auge de las comedias burlescas en el Siglo de Oro. El segundo se desarrolla durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, coincidiendo con la eclosión de los espectáculos teatrales a nivel nacional, aunque el exponente principal sea Madrid, donde el número de teatros y espacios destinados a la representación se multiplicó exponencialmente.
Este portal se centra en este segundo período, que, dado el fenómeno sociocultural que supuso, podemos nombrar como la Edad de Oro de la parodia teatral, no tanto por haber aportado obras maestras al género, como por haber propiciado su amplia difusión en un marco contextual favorable, hasta el punto de ser uno de los géneros más solicitados durante la segunda mitad del siglo XIX. Siendo laxos en la fijación de límites cronológicos, podemos establecerlos a partir de la primera y la última fecha de estreno o edición de las parodias más relevantes del período, que abarcaría, no restrictivamente, desde 1837, fecha de Muérete… ¡y verás!, de Bretón de los Herreros, hasta 1918, fecha de La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca.
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