Facsimil conservado en el Senado español |
El Palacio de las Cortes de Madrid, actualmente el edificio del Senado, fue el escenario donde Fernando VII juró la Constitución española de 1812, tras el pronunciamiento de Rafael del Riego, el 1 de enero de 1820 en Cabezas de San Juan (Cádiz), con el que se inicia un período de tres años, que se conoce como «Trienio Liberal» o «Trienio Constitucional».
El monarca se dirigió a la Nación en el Manifiesto Fernandino o Manifiesto a la Nación de 1820, cuyo contenido incluye la célebre frase «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional». La lectura del documento es muy interesante para ver las reflexiones del rey y cómo justifica su cambio de actitud ante las ideas liberales, que se ve obligado a aceptar por las circunstancias del momento.
«He oído vuestros votos, y cual tierno Padre he condescendido a lo que mis hijos reputan conducente a su felicidad. He jurado esa Constitución por la cual suspirabais y seré siempre su más firma apoyo. Ya he tomado las medidas oportunas para la propia convocatoria de las Cortes. En ellas, reunido con vuestros Representantes, me gozaré de concurrir a la grande obra de la prosperidad nacional.
"Españoles: vuestra gloria es la única que mi corazón ambiciona. Mi alma no apetece sino veros en torno a mi trono unidos, pacíficos y dichosos. Confiad, pues, en vuestro rey, que os habla con la efusión sincera que le inspiran las circunstancias en os halláis y el sentimiento íntimo de los altos deberes que le impuso la Providencia […]. Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional; y mostrando a la Europa un modelo de sabiduría, orden y perfecta moderación en una crisis que en otras naciones ha sido acompañada de lágrimas y desgracias, hagamos admirar y reverenciar el nombre español, al mismo tiempo que labramos por siglos nuestra felicidad y nuestra gloria.»
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