lunes, febrero 20, 2023

Biblioteca Marvel

Nace una colección que aspira a ser la edición definitiva del Big Bang de la Casa de las Ideas, una máquina del tiempo para poder revivir el nacimiento del Universo Marvel.
Biblioteca Marvel: Larga vida a los clásicos
En noviembre de 1961 se publicó el mejor cómic del mundo. Así, con admiraciones, ¡El mejor cómic del mundo!, que es exactamente lo que rezaba la portada del número uno de Los cuatro Fantásticos, donde la familia Richards, y el tío postizo bruto que todos tenemos, tras volver de una misión rutinaria en el espacio (son astronautas científicos, ¿qué pensabais?) donde habían sido expuestos por accidente a una tormenta de rayos cósmicos, obtienen poderes que utilizarán para ayudar a la humanidad.

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Stan Lee y Jack Kirby, los rescatadores de los superhéroes 
Y así, casi sin comerlo ni beberlo, Stan “The Man” Lee y su verborrea cósmica (esta sí), y el dibujo de un nunca suficientemente ponderado Jack “The King” Kirby, recuperaron el interés del público por las historias de superhéroes y se sacaron de la manga el mayor universo de superhéroes de la historia editorial de Estados Unidos, con permiso de una DC que ya había alumbrado casi treinta años antes a Batman y Superman, y a casi toda la plana mayor de su nómina de héroes, pero que tras poco menos de tres décadas de aventuras y un Comic Code Authority que les cortaba las alas a los guionistas a la mínima de cambio, adolecían de cierta fatiga. 
Stan y compañía (porque todo ha sido siempre Stan y alguien más, ya fuera Kirby, Romita, Ditko, Buscema, o incluso su propio hermano Larry… pero, justo es reconocer, siempre con la constante de Stan en la ecuación), dieron al género de aventuras protagonizado con tipos en pijama y grandes tormentos interiores justo lo que necesitaba: realidad, identificación y sentido de lo inabarcable.
Porque Superman era un extraterrestre invulnerable cuyo único punto débil eran pedazos de su planeta atomizado que flotaban por el espacio, y a Batman le habían dejado huérfano, sí, pero era tan millonario que no sabía ni todo lo que poseía. Y Wonder Woman era una amazona inmortal, una especie de diosa griega, por el amor de Hera… No había manera humana de que los lectores, adolescentes en su mayoría, se sintieran identificados con un panteón de dioses lejanos, magnánimos y luchadores, sí, pero ausentes incluso en sus ciudades inventadas.
Stan resucitó a Marvel de las cenizas (la editorial, antes llamada Timely, estaba al borde de la quiebra tras sobrevivir la década anterior publicando tebeos románticos e historias del oeste), e hizo que los supertipos tuvieran, además de la misión de salvar el mundo de las peores amenazas posibles, tus mismos problemas.
Peter Parker tiene los mismos problemas que tú y que yo

Peter Parker tiene que lidiar con un jefe capullo para llegar a fin de mes por los pelos y cuidar de una tía May con más ideas suicidas de lo que es normal a su edad; Reed Richards obtiene el poder de que todo (todo...) se le estire casi sin límites, y no solo su mujer se vuelve invisible en el peor momento, sino que además lo consigue en compañía de su cuñado y el amigo gorrón que no sabe cuando la fiesta ha terminado y tiene que irse a casa; y Tony Stark es un empresario sin escrúpulos al que sólo le gusta la juerga, el alcohol y las chicas, y recibe una cura de humildad en forma de aporte de metralla en vena que le amenaza con matarle si le llega al corazón (vale, igual es el que menos pena da, que estaba forrado y era un crápula, pero oye, poneos en su lugar por un momento… no more farra).

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Y todo ello en la mismísima Nueva York, en una ciudad tangible, mundana y suciamente real, mientras tienen que enfrentarse a devoradores de mundo (pensadlo bien, ¿cómo te haces valer contra un tipo que viene, literalmente, a comerse tu planeta?), o descubrir que el padre de tu mejor amigo es un psicópata con doble personalidad y coloridas tendencias homicidas. En la mayoría de las aventuras, sentías que realmente el peligro o villano podría venirles grande, con lo que la consecuente victoria final del héroe, agónica y extrema por lo general, es más épica y memorable.
El origen, tal y como fue
El caso es que el Universo Marvel nació para crecer, para hacerse enorme y tan inabarcable como lo es ahora, expandido incluso a medios más allá de los cómics como es toda la saga cinematográfica que ha cambiado las reglas del cine espectáculo, y una producción comiquera que no ha bajado el ritmo desde ese ya lejano 1961, el momento del verdadero Big Bang… Porque la nueva encarnación de la Biblioteca Marvel (a los más veteranos no les resultará ajeno este nombre) pretende precisamente eso, mostrar el origen de todas las cosas, la explosión que insufló vida al edificio Baxter, a la Escuela Midtown High, e incluso a una versión de Asgard más luminosa y operística (aún) que su original nórdico. Y lo hace con una colección que no se dedica solo a republicar todo el material clásico, debidamente restaurado, y ya, ahí lo tienes para consultar como el que visita la biblioteca a revisar incunables aburridos, por mucho que sean imprescindibles para entender el mundo actual.
La nueva Biblioteca Marvel nace con la intención de revivir, desde la perspectiva del tiempo y la historia que se merece, la experiencia del nacimiento del universo de ficción más importante de nuestros días, publicando todo el material realizado desde entonces con ritmo de concatenación y relación entre las series, similar a los que tuvieron en el momento de publicación original, con incipientes referencias y conexiones entre ellas (otro de los aciertos de Stan Lee, la creación de una realidad compartida y consecuente), como cuando al poco de recibir sus poderes de una araña radiactiva, Spiderman decide ir a ver a Los 4 Fantásticos para que le ayuden a entender el asunto este de tener poderes de la noche a la mañana.
(Fuente: CulturalFNAC)

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