Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 - Cercedilla, Madrid, 1924), fue uno de los pintores valencianos más destacados de la llamada tendencia luminista. Heredero del impresionismo francés, Sorolla supo imprimir su sello personal en las escenas amables en las que determinados personajes aparecen en los jardines y espacios abiertos. La luz se convierte en verdadera protagonista de tales escenas, en las que prevalece una amplia gama de tonalidades verdes y amarillas.
En alguna de las pinturas de Sorolla se advierten reminiscencias de Goya, sobre todo de los tapices. Existen numerosas pinturas, cuya temática la constituyen escenas de playa, en las que surgen personas ataviadas con vestimentas blancas que contribuyen a esparcir luminosidad por toda la superficie del cuadro.
En su ultima etapa, a principios de los años 1920, pintó obras de tema folclórico, mucho menos interesantes que las anteriores. A su muerte dejó una obra copiosísima: sus más de 2.200 óleos le hacen el más fecundo de los pintores españoles.
En esta obra podemos observar a María, hacia el centro, acompañada de una niña, hija del crítico Leonard Williams, que lleva un aro en su mano derecha. Las dos visten de blanco, María con sombrero. Detrás un estanque circular, donde se reflejan los árboles y el cielo. Al fondo árboles, macizos de plantas y un banco de madera, en el que reposa una mujer.
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