Juana de Castilla, la primogénita del rey Enrique IV y de su esposa Juana de Portugal, fue conocida como la Beltraneja por estar considerada hija natural del favorito del rey, Beltrán de la Cueva.
Esta afirmación, que la historia no confirma ni desmiente, se deriva de la supuesta impotencia del monarca y de los rumores acerca de sus preferencias sexuales, puesto que se le atribuían relaciones con diversos jóvenes de la corte, pero para que la reina consorte le fuera infiel con el mencionado Beltrán tampoco es necesario que el monarca fuera impotente, ni cornudo ni calumniado.
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