Los griegos fueron los primeros en crear escuelas de luchas (las palestras), donde los jóvenes se iniciaban en este deporte. Durante un entrenamiento, el joven Alcibiades no lograba escapar de la llave que le hacía su adversario y, para liberarse y no ser vencido, le dio un fuerte mordisco en el brazo. El contrincante furioso le espetó: "Alcibiades muerdes como una mujer". Y éste le respondió: "No, te equivocas, muerdo como los leones".
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