Árboles de 300 millones de años
La marejada provocada por el temporal que azotó la costa cantábrica durante la última semana ha dejado al descubierto restos fósiles de distintos ejemplares de árbol de 300 millones de años en la playa de Arnao.
Fragmentos de troncos petrificados, la mayoría de ellos caídos, y raíces incrustadas en las rocas han quedado a la vista al perder la playa una importante cantidad de arena como consecuencia de la erosión sufrida por el fuerte oleaje.
Fragmentos de troncos petrificados, la mayoría de ellos caídos, y raíces incrustadas en las rocas han quedado a la vista al perder la playa una importante cantidad de arena como consecuencia de la erosión sufrida por el fuerte oleaje.
La playa de Arnao, en el municipio de Castrillón, esconde un importante yacimiento geológico en el paleosuelo cuyos restos «se conservan perfectamente», según el profesor de Paleontología de la Universidad de Oviedo Miguel Arbizu.
Un equipo de especialistas investiga desde hace más de un año dos yacimientos fosilíferos del Devónico inferior en la plataforma de Arnao y su arrecife, entre las playas de Santa María del Mar y Salinas.
Los científicos han hallado fragmentos, troncos, la mayoría de ellos caídos, pero también árboles erguidos, en posición de vida, «es decir que se ve el tocón y las raíces introducidas en un paleosuelo de hace 300 millones de años», ha indicado el profesor.
Un equipo de especialistas investiga desde hace más de un año dos yacimientos fosilíferos del Devónico inferior en la plataforma de Arnao y su arrecife, entre las playas de Santa María del Mar y Salinas.
Los científicos han hallado fragmentos, troncos, la mayoría de ellos caídos, pero también árboles erguidos, en posición de vida, «es decir que se ve el tocón y las raíces introducidas en un paleosuelo de hace 300 millones de años», ha indicado el profesor.
El tocón de árbol en posición de vida está creciendo sobre un paleosuelo del Estefaniense (Carbonífero), y se pueden observar cómo las raíces aparecen donde se ha erosionado parcialmente.
Hace 400 millones de años, Asturias estaba en el hemisferio sur del planeta y totalmente cubierta por un mar cálido, con aguas muy claras, bien oxigenadas y con una fauna riquísima, ha explicado Arbizu.
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Un escenario que podría recordar a la actual zona caribeña o la gran barrera australiana, con profusión de organismos tanto vegetales como animales, «que estaban haciendo sus primeros pinitos para salir del agua y ganar la tierra».
La magnífica exposición y conservación de su fauna fósil hacen de estos yacimientos auténticos museos paleontológicos al aire libre, que ahora están protegidos como puntos de interés geológico.
En La Razón 11/2/2015
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