Retrato de Enrique VIII de Inglaterra (circa de 1537), de Hans Holbein, el Joven. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid |
Pese a su legendaria fama de cruel y disoluto, Enrique VIII de Inglaterra (Palacio
de Placentia, 28 de junio de 1491-Palacio de Whitehall, 28 de enero de 1547), fue un político inteligente y un hombre de apreciable cultura. Tan sólo dos de sus esposas, Ana Bolena y Catalina Howard, ambas frívolas e intrigantes, fueron ajusticiadas, y en ello intervinieron más las razones políticas del entorno próximo del rey que la decisión personal del propio monarca.
de Placentia, 28 de junio de 1491-Palacio de Whitehall, 28 de enero de 1547), fue un político inteligente y un hombre de apreciable cultura. Tan sólo dos de sus esposas, Ana Bolena y Catalina Howard, ambas frívolas e intrigantes, fueron ajusticiadas, y en ello intervinieron más las razones políticas del entorno próximo del rey que la decisión personal del propio monarca.
Catalina de Aragón, su primera esposa, murió recluida en el castillo de Kimbolton; Jane Seymour murió de sobreparto; Ana de Cleves, tras divorciarse del rey, siguió viviendo lejos de la corte, y su última esposa, la bondadosa Catalina Parr, le sobrevivió. Así que no era tan duro el "buen" Enrique.
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