Recuerda Sefarad
Magia, vida y muerte en la aljama
Mariano F. Urresti
Algaida
2023
264 págs.
XI Premio de Divulgación Histórica Juan Antonio Cebrián
El día 31 de marzo de 1492 los Reyes Católicos firmaron una provisión real que ordenaba «a todos los judíos y judías, de cualquier edad que sean, que viven y moran y están en los dichos nuestros reinos y señoríos, así los naturales como los no naturales (...) salgan de todos los dichos nuestros reinos y señoríos con sus hijos e hijas y criados y criadas y familiares judíos, así grandes como pequeños, de cualquier edad que sean...».
Aquella decisión suponía la expulsión de miles de judíos de una tierra a la que llamaban Sefarad y que también era su patria. Tras ellos dejaban una pasado en el que la literatura, la astronomía, la cábala, la medicina, la poesía y la filosofía habían alcanzado las más excelsas cimas. Ellos habían sido, además, el puente que permitió que la sabiduría árabe llegara a Europa gracias a su labor como traductores.
Aquel decreto olvidaba la aportación de figuras como Maimónides, Hasday ibn Saprut o Moisés de León, a quien se atribuye la redacción del del Libro del Esplendor, una de las obras cumbre de la Cábala.
El día 31 de marzo de 1492 los Reyes Católicos firmaron una provisión real que ordenaba «a todos los judíos y judías, de cualquier edad que sean, que viven y moran y están en los dichos nuestros reinos y señoríos, así los naturales como los no naturales (...) salgan de todos los dichos nuestros reinos y señoríos con sus hijos e hijas y criados y criadas y familiares judíos, así grandes como pequeños, de cualquier edad que sean...».
Aquella decisión suponía la expulsión de miles de judíos de una tierra a la que llamaban Sefarad y que también era su patria. Tras ellos dejaban una pasado en el que la literatura, la astronomía, la cábala, la medicina, la poesía y la filosofía habían alcanzado las más excelsas cimas. Ellos habían sido, además, el puente que permitió que la sabiduría árabe llegara a Europa gracias a su labor como traductores.
Aquel decreto olvidaba la aportación de figuras como Maimónides, Hasday ibn Saprut o Moisés de León, a quien se atribuye la redacción del del Libro del Esplendor, una de las obras cumbre de la Cábala.
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