En Roma, Los menús eran tan abundantes que, en mitad de los numerosos banquetes que se celebraban, los comensales se retiraban al vomitorium, para introducirse plumas de pavo real en la garganta, así conseguían vomitar la comida y poder seguir comiendo y resistir hasta los postres.
Lúculo introdujo en Italia, entre otros, las cerezas, el faisán y los melocotones, que había conocido durante sus campañas militares en Oriente.
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