Su muerte cumplió una profecía de unos astrólogos caldeos que, cuando Agripina les preguntó si su hijo sería rey, le dijeron: «Será rey, pero matará a su madre». Después de escuchar estas palabras, ella contestó: «Occidat, dum imperet!» («¡Que me mate con tal de que reine!»).
Arturo Montero y Calvo: Nerón ante el cadáver de su madre Agripina la menor (1887). Museo del Prado, Madrid |
El asesinato de Agripina estuvo siempre presente en la mente de su hijo, quien dijo ver su espíritu y también a las furias agitando látigos vengadores y antorchas encendidas.
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