Un sibarita es, en la actualidad, cualquier persona que lleva una vida cómoda y que siente una gran inclinación por los lujos más refinados y exquisitos. Sin embargo, para los antiguos griegos los sibaritas eran los habitantes de Sibaris, ciudad situada al sur de Italia. Sibaris se convirtió en una especia de puerto franco al que llegaban las mercancias y metales preciosos de todas partes. En esta ciudad sólo trabajaban los esclavos, los cuales tenían prohibido realizar actividades ruidosas a la hora de la siesta.
Los cocineros de esta ciudad podían "patentar" sus platos por un período de un año, de manera que los ricos sibaritas les pagaban un alto precio por sus servicios exclusivos.
La fama de los sibaritas, sobre todo la de Mintrídates, se extendió por todo el Mediterráneo. Mintrídates se fatigaba al ver a un hombre cavando con el azadón, por lo que prohibió que este espectáculo agotadores se realizara en su presencia. Además sufría a menudo de insomnio, ya que los pétalos de eosas con los que rellenaban su colchón se arrugaban y le irritaban la piel, y ordenó matar a los gallos de la ciudad porque lo despertaban cuando ya había conseguido dormirse.
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