miércoles, mayo 10, 2017

Libros: El crimen del ómnibus

El crimen del ómnibus

Fortuné de Boisgobey
Traducción de Eva María González Pardo
dÉpoca
Oviedo
312 págs.
Introducción de Juan Mari Barasorda
Ilustraciones originales:Charles Dana Gibson, Gottfried Heinrich Wilda
Nos encontramos en París en 1878. Una joven muere misteriosamente en un ómnibus de la ciudad. El pintor Paul Freneuse —testigo de la escena—, al darse cuenta de que la joven que viaja junto a él está muerta, comienza a pensar que tal vez ha sido asesinada sin que ningún pasajero se haya dado cuenta, y comparte su deducción con su amigo Binos. Freneuse debe ocupar su escaso tiempo en completar el cuadro que presentará a la Exposición Universal, pero Binos no cejará en la investigación del crimen. El lector hará entonces un recorrido por el París más bohemio, con pistas salpicadas en cada capítulo —una aguja envenenada, el fragmento de una carta…—, una historia de amor, un par de asesinos particularmente audaces, un policía profesional…
El crimen del ómnibus atrapa al lector, como decían Andrew Lang y Charles
Dickens. Y, además, supuso en su momento una referencia para otros escritores: Fergus Hume reconoció haberse inspirado en su trama para escribir
El misterio del carruaje y, del mismo modo, años más tarde Agatha Christie realizó una apuesta similar con Asesinato en el Orient Express.
Fortuné du Boisgobey (1821-1891). Reconocido escritor francés impulsor del «roman policier» y la «sensation novel» y maestro en el «thriller urbano». Fue el escritor de novelas criminales más leído durante dos décadas. Su mérito radica no solo en el volumen de producción, sino en su capacidad para transitar desde la novela procedural -basada en la investigación policial- a un género absolutamente en boga hoy en día como es el «thriller urbano», en el que Boisgobey se convirtió en un maestro gracias a la creación de misterios que incitan a su resolución por un investigador aficionado. Las novelas de Boisgobey retratan a criminales, policías y detectives, pero nos muestran por encima de todo la vida de aquel París de la Belle Époqueen el que el siglo XIX comenzaba a declinar: el París de Montmartre y las cenas literarias.

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