Como todas las imágenes incluidas en los recintos funerarios, los jeroglíficos podían cobrar vida en algún momento.
Para evitar cualquier daño, ciertos animales, las figuras de los enemigos y el resto de imágenes que pudieran llegar a ser peligrosas era mutilados y o dibujados parcialmente en las representaciones.
Por si acaso, también se excluían las escenas de contenido sexual.
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