Seis años que cambiaron el mundo.
1985-1991, la caída del imperio soviético
Un recorrido por los acontecimientos que marcaron los últimos años de la URSS, tras la llegada al poder de Mijaíl Gorbachov en 1985.
La primera gran obra de corte histórico sobre la caída de la Unión Soviética, una crónica tejida de guerras, catástrofes nucleares, luchas de poder e intereses económicos.
En marzo de 1985, el Comité central del PCUS elegía a Mijaíl Gorvachov como secretario general de la Unión Soviética. Seis años después se derrumbaba el imperio más vasto que el hombre hubiera conocido, un Estado todopoderoso que se creía eterno e inquebrantable pocos años antes. No fue una caída épica de tintes wagnerianos como la del nazismo cuatro décadas antes, sino el punto final a un progresivo deterioro.
Si la célebre obra de John Reed Diez días que estremecieron al mundo dio cuenta de las razones y los hechos que llevaron a la instauración del imperio socialista, este libro sirve para exponer su debacle. Hélène Carrère hace una crónica de esos seis años que cambiaron radicalmente el mundo. Sólo ahora, transcurrido un cuarto de siglo, somos capaces de calibrar en su justa medida un episodio que en la historia de la humanidad sólo rivaliza en importancia con las caídas de Roma o Constantinopla.
En marzo de 1985, el Comité central del PCUS elegía a Mijaíl Gorvachov como secretario general de la Unión Soviética. Seis años después se derrumbaba el imperio más vasto que el hombre hubiera conocido, un Estado todopoderoso que se creía eterno e inquebrantable pocos años antes. No fue una caída épica de tintes wagnerianos como la del nazismo cuatro décadas antes, sino el punto final a un progresivo deterioro.
Si la célebre obra de John Reed Diez días que estremecieron al mundo dio cuenta de las razones y los hechos que llevaron a la instauración del imperio socialista, este libro sirve para exponer su debacle. Hélène Carrère hace una crónica de esos seis años que cambiaron radicalmente el mundo. Sólo ahora, transcurrido un cuarto de siglo, somos capaces de calibrar en su justa medida un episodio que en la historia de la humanidad sólo rivaliza en importancia con las caídas de Roma o Constantinopla.
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