Desaparecidos
Traducción de José Gabriel Rodríguez Pazo
Madrid
2024
584 págs.
La tercera y hasta la fecha última novela del estadounidense Tim Gautreaux (Luisiana, 1947), Desaparecidos (2009), quizá sea la mejor de las suyas. En el primer capítulo, excelente, se activa el engranaje de casi seiscientas rápidas páginas que transcurren llenas de viveza y de humanidad, de cambios y de peligros, y de episodios de buen humor. Se entrelazan varias historias a través de numerosos personajes: los incidentes principales de un joven que lucha por redimirse, el drama de unos padres que afrontan una desazonadora pérdida y a quienes sostiene un leve poso de esperanza, y, de fondo, la trama de unos malhechores sin entrañas ni miramientos. Pero acaba siendo más bien una única y firme narración.
Una novela magistral, ambientada en los barcos de vapor que recorrían el Misisipi durante las primeras décadas del siglo XX, cargados de bebida, baile y jazz. Cuando una niña es secuestrada en unos grandes almacenes de Nueva Orleans, al supervisor, Sam Simoneaux, lo atormentan la culpa, el dolor y los fantasmas de su turbulento pasado. Decidido a encontrarla, Sam emprende un viaje que lo llevará a mundos de música y violencia y a pantanos recónditos que ocultan a quienes eligen vivir según sus propias leyes. Desaparecidos describe con una prosa extraordinaria los Estados Unidos, en una época que trata de olvidar una guerra y en la que la civilización comienza a penetrar en el interior del país. Y en ese mundo, un hombre debe elegir entre la compasión y la venganza. Gautreaux retrata los paisajes y gentes de Luisiana con precisión y delicadeza. Cada sonido, cada aroma, es justo tal como los describe su voz.
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