Los reclutas se incorporaban a los 17 años. La ciudadanía podía conseguirse después de servir en el ejército durante 25 años. De esta manera, el legionario conseguía derechos y privilegios especiales para él y toda su familia.
Cuando eran licenciados, a los 42 años o más, recibían un lote de tierras de cultivo o el dinero equivalente a la paga de doce años.
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