Rómulo decidió organizar una fiesta para celebrar la fundación de Roma, a la que invitó al rey sabino Tito Tácito y a sus hijas. Los romanos aprovecharon para raptar a las mujeres sabinas y expulsaron a sus acompañantes, que sitiaron el monte Capitolino, para recuperarlas.
Francisco Pradilla: El rapto de las sabinas, 1874, Colección Universidad Complutense, Madrid |
Según la leyenda, Tarpeya -una joven romana enamorada de Tito Tacio- se comprometió con los sabinos a abrirles las puertas si le entregaban lo que llevaran en el brazo izquierdo, pues pensaba que lucirían sus brazaletes de oro. Tarpeya los dejó pasar y éstos arrojaron sobre ella los escudos que portaban en la mano izquierda, por lo que murió aplastada. La zona donde, según la leyenda, tuvo lugar tal asesinato, recibió el nombre de Roca Tarpeya, desde la que se arrojaba a los convictos de traición.
las sabinas, que no querían quedarse huérfanas ni viudas, interrumpieron la batala, aceptaron a Rómulo como rey y confirmaron sus matrimonios.
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