El joven Julio César era alto, muy guapo, con una belleza casi femenina y unos preciosos ojos negros.
Supuestamente, el rey de Bitinia, Nicomedes IV de Bitinia, prendado de él, lo convirtió en su amante y lo vestía y maquillaba como a una muchacha. Aunque Julio César siempre lo negó.
Busto de Julio César en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles |
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