Las bailarinas y cantantes que animaban las fiestas y los banquetes se maquillaban y arreglaban con extremo cuidado para agradar a los invitados. Las acróbatas y bailarinas más cotizadas eran las jóvenes de senos firmes, largas caballeras, piel brillante y un vientre terso, por lo que era importante que aún no hubieran tenido hijos.
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