Diecinueve poemas de amor
Walt WhitmanLaetoli
2022
102 págs.
Estos Diecinueve poemas de amor de Walt Whitman, en versión bilingüe, inauguran una nueva colección dedicada a la literatura gay de todos los tiempos y países. Son libros breves, de bolsillo y económicos. El primer título de la colección Cálamo (en homenaje a Whitman) son estos diecinueve poemas de amor, que van acompañados por un muy interesante epílogo de Rodrigo Andrés, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, titulado Walt Whitman y el amor entre hombres. Todo ello en 100 páginas. Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman, he dejado de ver tu barba llena de mariposas, ni tus hombros de pana gastados por la luna, ni tus muslos de Apolo virginal, ni tu voz como una columna de ceniza (Federico García Lorca, Poeta en Nueva York). Durante un tiempo pensé en Whitman no sólo como un poeta, sino como el único poeta. De hecho, llegué a pensar que todos lo poetas del mundo hasta 1855 se habían limitado a conducir hacia Whitman, y que no imitarlo era una demostración de ignorancia (Jorge Luis Borges).
2022
102 págs.
Estos Diecinueve poemas de amor de Walt Whitman, en versión bilingüe, inauguran una nueva colección dedicada a la literatura gay de todos los tiempos y países. Son libros breves, de bolsillo y económicos. El primer título de la colección Cálamo (en homenaje a Whitman) son estos diecinueve poemas de amor, que van acompañados por un muy interesante epílogo de Rodrigo Andrés, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, titulado Walt Whitman y el amor entre hombres. Todo ello en 100 páginas. Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman, he dejado de ver tu barba llena de mariposas, ni tus hombros de pana gastados por la luna, ni tus muslos de Apolo virginal, ni tu voz como una columna de ceniza (Federico García Lorca, Poeta en Nueva York). Durante un tiempo pensé en Whitman no sólo como un poeta, sino como el único poeta. De hecho, llegué a pensar que todos lo poetas del mundo hasta 1855 se habían limitado a conducir hacia Whitman, y que no imitarlo era una demostración de ignorancia (Jorge Luis Borges).
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