“Drang nach Osten” (avance hacia el este) es la expresión por la que conoce en la historiografía la expansión alemana medieval en el este de Europa. Burgueses y campesinos alemanes se asentaron, en algunos casos pacíficamente y en otros no tanto, en territorios eslavos, de las orillas del Báltico a los Balcanes, pasando por las inmensidades de Rusia. Uno de los lugares en los que se produjo esa llegada de alemanes fue la actual Rumanía, donde se concentraron en la región del Banato. Hasta la Segunda Guerra Mundial, en todas las naciones del este de Europa existían importantes minorías de lengua alemana. Cuando los ejércitos nazis conquistaron esos territorios, esas poblaciones fueron consideradas, simultáneamente, como sus aliados naturales, miembros de la raza rectora que iban a ser reincoporados al Reich, y como quintacolumnistas por parte de quienes se oponían a la ocupación. Después de la guerra, con la derrota de Hitler, fueron expulsados o sufrieron tremendas represalias. La protagonista de este libro breve, y magnífico, nació como resultado de las paradojas de la historia, y sería, a la vez, una víctima y una testigo privilegiada. Su padre fue soldado de las Waffen-SS, pero, tras el armisticio, pudo regresar a su hogar; mientras que su madre fue deportada a un campo de concentración soviético en Ucrania.
La escritora rumanoalemana Herta Müller (1954) no era demasiado conocida en España hasta que ganó en 2009 el Premio Nobel de Literatura. Sus obras se han ido publicando desde entonces de manera incompleta y han ganado un pequeño número de irreductibles lectores; entre ellos, la escritora Rebeca García Nieto, autora de esta nueva entrega de la colección Vidas Térmicas, que ya nos había ofrecido unas fantásticas síntesis biográficas y literarias en sus títulos dedicados a Thomas Pynchon (por Andrés Ibáñez), Anna Ajmátova (por Eduardo Jordá) o Mohamed Chukri (por Rocío Rojas-Marcos). Cada uno de estos pequeños volúmenes es capaz de ir más allá de las coordenadas habituales de una simple biografía convencional, probablemente porque sus autores son también unos destacados literatos; si Jordá se atrevía a relatarnos la atormentada existencia de Ajmátova en primera persona o Andrés Ibáñez a introducirnos en la complejísimo mundo del misterioso Pynchon, García Nieto es capaz de explicarnos las claves de una obra en la que se cruzan poesía y denuncia de una forma intensamente original.
Herta Müller vivió su infancia, adolescencia y juventud en la ruinosa y grisácea Rumanía comunista, bajo la dictadura de Ceaucescu, uno de los más viles tiranos de la región. Allí la literatura era un refugio contra el horror y la rutina cotidiana, pero también era objeto de una vigilancia obsesiva por el Régimen. Müller se acabó integrando en un grupo de jóvenes escritores de lengua alemana, el Aktionsgruppe. Estos no tardaron en comenzar a ser perseguidos. La policía secreta, la Securitate, se empeñó en destruirlos: hacía que perdieran sus empleos, los espiaba con micrófonos, trataba de corromper a sus amigos para que los traicionaran. Algunos sucumbieron y se convirtieron en informantes, otros se suicidaron; Müller y su entonces esposo, Richard Wagner, acabaron llegando a Alemania como refugiados políticos en 1987. Pero la brutalidad de esos episodios pasados de su vida continuó reflejada en su obra. En este libro, Rebeca García Nieto nos ofrece un espléndido recorrido por sus claves biográficas y literarias.
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