Con casi veinte años a sus espaldas, la odisea de Yorick en un mundo sin
hombres, uno de los cómics fundacionales que abrieron el nuevo milenio, se reedita en un solo tomo.
hombres, uno de los cómics fundacionales que abrieron el nuevo milenio, se reedita en un solo tomo.
Como un moderno Marco y su mono Amedio, Yorick Brown y su capuchino Ampersand se embarcan en una búsqueda imposible a través de kilómetros y kilómetros, sólo que esta vez no es a su madre a la que buscan sino a su novia, que está en Australia estudiando en un intercambio, y no se trata del turbulento mundo de finales de siglo XIX, sino de un nuevo mundo aparentemente menos peligroso. O al menos todo lo peligroso que puede llegar a ser si una mañana te levantas siendo el último hombre vivo, junto a tu pequeño simio mascota, porque todo ser viviente con un cromosoma Y, es decir, todos los machos de todas las especies animales, y por supuesto, la humana también, han muerto repentinamente de un plumazo. Simplemente se han derrumbado inertes, tras convulsionar. Acompañado de una agente del gobierno a la que se le encarga su protección y por una científica que intenta averiguar la causa de lo sucedido, se verá atrapado en un mundo al borde del caos, donde las mujeres del mundo intentan organizar un mundo que finalmente les concede su oportunidad de cambiar las cosas (aunque sea a lo bruto), huyendo de militares que quieren atraparle y estudiarle, grupos radicales que quieren acabar con el ultimo resquicio (y nunca mejor dicho) del patriarcado contra el que siempre han luchado, y organizaciones sectarias de más todavía oscuras intenciones.
Y, Él último hombre, cuyo nombre hace alusión al cromosoma perdido (Y de Yorick, la celebre calavera a la que se dirige Hamlet en plena crisis existencial, y Ampersand, el símbolo & que en inglés también significa “y”), fue uno de los cómics que inauguraron conceptualmente el segundo milenio de nuestra era, y que, gracias a su éxito de crítica y público, sus autores pudieron mantener durante sus planeadas sesenta entregas, entre 2002 y 2008, convirtiéndose en uno de los cómics más premiados de los últimos tiempos, obteniendo los Eisner al mejor guionista y mejor tándem dibujante/entintador, así como a la mejor serie regular, además de ser nominada a los premios Hugo, unos de los galardones más importantes de la ciencia-ficción, en la categoría de mejor historia gráfica.
Consagrado por ella, el guionista Brian K. Vaughan sentó las bases de su estilo serializado y que tan buenos resultados le daría más tarde en obras como Ex Machina, Saga o más recientemente, la serie Paper Girls, además de obras de menos recorrido, pero igualmente destacables, como Los leones de Bagdad o The Private Eye, esta ultima junto al español Marcos Martín. En Y, El último hombre sale airoso de la maldición narrativa del arranque demasiado poderoso (que puede aquejar no sólo al mundo del cómic, pues la dolencia de partir de una premisa muy potente para luego desinflarse como un globo fofo en verano es un mal que se da casi más frecuentemente en el cine y sobre todo en el mundo de las series), pues sabe mantener el interés durante todo el periplo narrativo de Yorick, hasta un final orquestado con bastante precisión, y que parece que finalmente no veremos, al menos en corto plazo, en su adaptación televisiva, lamentablemente cancelada tras sólo una temporada.
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