Veo el mundo como una gran sinfonía
Pepitas de calabaza
Logroño
2025
208 págs.
Un zepelín y un volcán, los indios que perdieron sus territorios y la reina que una vez conquistó el mundo; encuentros con rayos, con estrellas fugaces, con canciones y dentro de canciones; Emily Dickinson y los ojos que se cierran para ver, como el Cuadrado negro de Malévich que antes de él pintaron otros; una ciega mirando una vaca, dos prostitutas romanas, un soldado que se rompió los dientes para volver a casa y que podría ser cualquier desertor de cualquier batalla…
En este entramado de personajes y tiempos que transita por la crónica, el ensayo y la fabulación, Mireya Hernández recorre los últimos dos siglos intentando asir una realidad oculta, invisible como la escritura, y, como en Las mil y una noches, cuenta historias para sobrevivir. Los relatos se transforman en espejos que reflejan un mundo fragmentado, y entre guerras y bailes, las dudas se multiplican, se suceden las preguntas y lo cotidiano se mezcla con lo extraordinario bajo el prisma del asombro y el humor.
Aquí el mundo suena discordante, pues lo oímos a través de unos soldados que atacan enemigos en la niebla, o del hielo chocando con el casco de un barco, o de un piano desafinado, pero su melodía podría escucharse desde el espacio.
Mireya Hernández nació en Madrid y se formó como filóloga inglesa y periodista. Ha traducido, entre otros autores, a Greil Marcus y Fredric Jameson. Sus artículos y reportajes han aparecido en revistas como El Cultural, LEER, Calle del aire, El Salto, Jot Down y Ajoblanco. Ha escrito textos para varios músicos y artistas y ha publicado la novela fragmentaria Meteoro (Caballo de Troya, 2015), el libro misceláneo Modos de caer (Newcastle, 2021) y el ensayo literario Jonas Mekas. El paraíso recobrado (Zut, 2023). Esta obra es fruto del XXX Premio-Beca Bodegas Olarra & Café Bretón

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