Monseñor Romero
Roberto MorozzoSígueme
Salamanca
2010
464 págs.
El próximo 23 de mayo se celebra en San Salvador la beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero (1917-1980), que murió asesinado de un disparo mientras celebraba misa. Su denuncia de las condiciones de vida de los campesinos y más desfavorecidos y la crítica a la violencia convirtieron al arzobispo de San Salvador en un personaje popular, pero también en una figura polémica. En Monseñor Romero, un libro de Roberto Morozzo que se ha vuelto a sacar a la venta con motivo de su beatificación, se ofrece un solvente perfil biográfico, que destaca su valía humana, su profunda vida espiritual y su amor por la Iglesia.
La labor pastoral de Romero no fue fácil. El Salvador se había convertido en un lugar especialmente peligroso y violento debido al enfrentamiento entre la extrema derecha y la guerrilla. Ni sus homilías ni sus diarios personales dejan duda de su fidelidad al Magisterio, pero tampoco de su valentía en la denuncia de la injusticia social, la represión política y la condena absoluta de la violencia. Porque, en realidad, Romero no fue polémico, pero sí el contexto político en el que ejerció su ministerio.
Como indica Roberto Morozzo, el mito del Romero revolucionario fue orquestado por los grupos de extrema izquierda, que se siguen apropiando de su memoria y que tergiversan su mensaje, subrayando lo político y orillando su sentido espiritual. Romero estuvo cerca de los pobres, pero dejó claro que toda respuesta política es superficial. Y que en ningún caso puede estar justificada la violencia. La liberación era, para él, ante todo espiritual y pasaba por la conversión del pecador, rico o pobre. Su permanente lucha interior, su preocupación por seguir los consejos de Roma y su intensa vida de piedad atestiguan la heroicidad de este mártir tardío del siglo XX, como lo denominó Juan Pablo II.
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