Historia y desventuras del desconocido soldado Schlump
Traducción de Belén Santana
Prólogo de Volker Weidermann
Impedimenta
Madrid
2014
288 págs.
Una obra maestra de la literatura antibélica alemana. Un libro olvidado, quemado y emparedado, que sobrevivió milagrosamente y es recuperado por primera vez 85 años después de su publicación.
En 1928, la prestigiosa editorial Kurt Wolff publicó una excelente novela antibelicista. Paródica, antinacionalista, antiheroica, filantrópica, pacifista, pro-francesa, cargada de un humor negro, la obra tenía un irresistible sabor picaresco. Su autor firmaba bajo el seudónimo de «Schlump», pero nunca llegó a revelar el verdadero nombre que se ocultaba tras ese seudónimo. Pocos años después, los nazis quemaron el libro, pero Grimm se las arregló para esconder un ejemplar en el interior de una pared. Ocho décadas después, la novela, considerada uno de los mejores libros jamás escritos sobre la primera guerra mundial, se vuelve a publicar sin haber perdido un ápice de su vigencia. Una novela que nada tiene que envidiar, por su espíritu trangresor y su potencia narrativa, a Sin novedad en el frente, de Remarque o a La dísputa por el sargento Grischa, de Arnold Zweig.
Hans Herbert Grimm nació en 1896 en la ciudad sajona de Altenburg. Participó en la primera guerra mundial y, posteriormente, trabajó como profesor de alemán, español y francés.
Con el fin de no perder su trabajo, publicó la novela que lo haría célebre, Historia y desventuras del desconocido soldado Schlump, bajo seudónimo. No se trataba de un libro revolucionario, pero sí pacifista, publicado por un editor judío de izquierdas, Kurt Wolff, en el que se ridiculizaba el patetismo nacionalista. Cuando los nazis llegaron al poder, quemaron todos los ejemplares del libro, que se consideró antigermánico, pero el autor se las arregló para esconder un ejemplar en una pared sin revelarle a nadie su identidad. Tras la guerra, las autoridades de la recién creada Alemania Oriental no le permitieron a Grimm seguir trabajando como profesor, a pesar de que sus alumnos testificaron a su favor argumentando que enseñaba valores de tolerancia y que hablaba de libros prohibidos durante la guerra. Nada de eso ayudó. Ni siquiera su estatus como autor de Schlump, circunstancia que podría haberle ayudado por primera vez y devolverle a su preciada vida como docente. En el verano de 1950, las autoridades ordenaron su traslado a Weimar. Nadie sabe lo que se habló allí. Grimm no dijo nunca una sola palabra sobre ello. Pero dos días después de su regreso de Weimar, el 7 de julio de 1950, se quitó la vida en su propia casa de Altenberg, mientras su mujer se encontraba haciendo la compra. Historia y desventuras del desconocido soldado Schlump continuaría desaparecida durante más de ochenta años, hasta que Volker Weidermann, experto en libros quemados por los nazis, recuperara la única copia que Grimm, en su momento, emparedó esperando que la posteridad le hiciera justicia.
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