Patrick ha vuelto
Josephine TeyTraducción de Pablo González Nuevo
Hoja de Lata
Gijón
2018
380 págs.
Los Ashby son terratenientes ingleses dedicados a la cría de caballos. Siempre han vivido en el pequeño pueblo de Clare y llevan una vida apacible capitaneada por la tía Bee, quien se ocupa de sus cuatro sobrinos tras el fallecimiento de su hermano y su nuera. El dolor por la pérdida de los padres y por la desaparición de un sobrino mellizo en extrañas circunstancias parece ya superado por los años y por días llenos de buena armonía familiar.
Pero justo la semana antes de la fiesta de mayoría de edad de Simon, uno de los sobrinos, el mundo de los Ashby da un vuelco completo. Un extraño llamado Brat Farrar llega al pueblo asegurando ser Patrick, el mellizo desaparecido. Él, como hermano unos minutos mayor que Simon, se convertiría en el heredero universal de la fortuna de los Ashby. El enredo está servido y más que bien sazonado. Porque sabemos desde el principio que Brat Farrar es un impostor guiado por alguien cercano a los Ashby.
Un nuevo misterio de una de las más originales damas del crimen clásicas, autora de La señorita Pym dispone (2015) y El caso de Betty Kane (2016).
Josephine Tey (Inverness, 1896-Londres, 1952), es el seudónimo principal de Elizabeth Mackintosh, célebre escritora y dramaturga escocesa. Pese a pertenecer cronológicamente a la llamada Edad de Oro de las novelas británicas de intriga, las narraciones y los personajes de Tey se alejan de los estereotipos que comparten los títulos clásicos de suspense.
En 1929, su novela The man in the Queue cosechó un éxito notable e introdujo a su personaje más famoso, el inspector Alan Grant, de Scotland Yard, que protagonizaría otras cinco novelas, entre las cuales cabe destacar La hija del tiempo (1951; RBA, 2012).
Al margen de la serie de Alan Grant, otras de sus obras más celebradas son La señorita Pym dispone (1946; Hoja de Lata, 2015) y El caso de Betty Kane (1948; Hoja de Lata, 2017). Todas ellas ponen de manifiesto la gran capacidad de análisis psicológico de la autora y su propensión por las tramas abiertas de final sorprendente.
A su muerte, Josephine Tey legó toda su obra a la National Trust for Scotland.
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