Un domingo en el campo
Traducción de Regina López Muñoz
Errata naturae
Madrid
2018
88 págs.
Una delicada joya impresionista —llena de encanto y con un toque de melancolía— que inspiró la mítica película homónima de Bertrand Tavernier.
En 1945 se publicó por primera vez esta delicada joya casi impresionista, pero que va mucho más allá, y como en una apacible conversación de paseo dominical, se interesa por aquello que Camus llamó «la pasión del corazón humano».
En 1984, el gran director francés Bertrand Tavernier rodó su mítica película homónima. Muchos lectores recordarán sus delicadas imágenes y la maravillosa música de Fauré, traslación perfecta de estas «páginas en calma», como dijera André Maurois.
Monsieur Ladmiral, un anciano pintor de éxito, aunque algo convencional, se establece en las afueras de París, donde su hijo Gonzague lo visita con su familia cada domingo. Como en casi todas las reuniones familiares, se come, se bebe, se charla… y se «callan cosas». Todo es como siempre ha sido, hasta que Irène, la hija adorada, aparece por sorpresa. Mientras que Gonzague lleva una vida aburrida de clase media, Irène —una mujer liberada y sociable, que rara vez visita a su padre— es, en buena medida, un secreto para todos.
En esta exquisita novela de Pierre Bost, rebosante de un humor sutil y una inteligente levedad, un domingo en familia se convierte en una cascada de emociones no dichas, un fulgurante retrato de la vida familiar poco antes del estallido de la Gran Guerra. En realidad, como lo será siempre.
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